sábado, 3 de marzo de 2012

Entradas disponibles; asientos ocupados

-Me voy a construir, no tengo más nada que hacer aquí, así que, me voy a construir.

Y sin más se dispuso a levantar una pared de ladrillos, justo al lado de sus pies, las puntas de los zapatos chocaban con la primera fila colocada sobre el suelo. La fila del orden.

Hizo entonces una segunda pared, se dió la vuelta y puso de nuevo las puntas de los zapatos rozando los ladrillos que se sustentaban directamente sobre el suelo. La pared de la anorgasmia.

Le tocó el turno al tercer lado, y repitió los pasos, media vuelta, puntas, ladrillos. La pared de la desidia.

Cuarto lado.Vuelta.Punteras que rozan, ladrillos que suben. La pared de la locura.

Se hizo una casa chimmenesca. De la anchura de sus caderas. De la altura de sus brazos alzados hacia un cuadradito de cielo. Qué cuadrado tan pequeño, pensó.
Decidió ponerle un tejado para poder subirse y mirar a la noche las estrellas, y así no importando lo pequeña que fuera su casa, podría ver el mundo entero.

Construyó un tejado (el tejado de la vejez), y murió a oscuras.

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