Así de destartalada se la encontró cuando fue a verla...
No podía hacer más calor en ese autobús, pensó. Abrió la mochila, que estaba en el asiento de al lado, y sacó una botella de agua. Más que agua era una especie de caldo caliente, pero le pareció bien ya que el agua fría nunca le había quitado la sed. Ya bebería cerveza fría en el concierto.
Volvió a tomar el libro entre las manos, leía el manuscrito impreso que una vez le había recomendado él. Por eso se distraía tanto; porque cada palabra, cada idea, era tratada con delicadeza, elucubrándo lo que él había entendido.
(...)
Sonaba de nuevo aquella canción. Él había accedido a retirarse con ella a un lateral delante del escenario, abandonando a sus amigos. Era como si el tiempo no hubiera pasado, como si el eje del salón volviera a estar recto...
No podía hacer más calor en ese autobús, pensó. Abrió la mochila, que estaba en el asiento de al lado
ya que sonaba el móvil, no era él. Siguió continuamente torcido.
jueves, 14 de junio de 2012
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