viernes, 29 de octubre de 2010
Los 3 maestros de la sospecha
Sospecho efectivamente que no os son desconocidos: Marx,Nietzsche y Freud.
Hace ya demasiados años que escuché esa curiosa denominación. En aquel momento apenas sabía quién era el psicólogo, comenzaba a saber quién era el filósofo y sabía (incluso más que ahora) sobre el militante político. En su momento me pareció tan poco relacionado, tres grandes figuras, adelantadas a su tiempo, pero como otras tantas ¿Dónde estribaba la relación?
Marx me gritaba en la cabeza "el obrero está alienado, debe tomar conciencia de clase y luchar contra el capital", pero en esos momentos intervenía el caballero del bigote excéntrico "sólo unos pocos son dignos de seguirme, los espíritus libres".
¿Qué era todo aquello, como podían ser, ideas tan aparentemente diferentes, tan brillantes, porque no podía integrarlas, porqué debía inclinarme hacia una de ellas?(Y creo que sobra aclarar que no me valían integraciones simplistas, ni medias tintas.)
El deseo lo ha solucionado, el deseo inconsciente, por descontado.
El señor Marx, es en el fondo la representación de mi buena Madre, leninista, generosa, luchadora, dispuesta a partir su propio pollo con el vecino. Dispuesta a perder bienes para que sean mejor repartidos.
El señor Nietzsche es mi excéntrico padre en este juego teatral donde yó pongo las máscaras, el de la bandera burguesa, el prepotente, el admirador, el que me enseña la forma del juego, sus reglas, el de las leyes de mejores y peores, de vencidos y vencedores, de engaño al vulgo.
Y aquí me encuentro, el problema no es sólo intelectual sino también emocional ¿A quién quieres más, a tu padre o a tu madre? Como eficiente sintomática, llega el complejo de Edipo. A mi padre es la respuesta, y por supuesto de paso menospreciamos a la madre.
-"SOY VITALISTA Y A LA MIERDA EL COMUNISMO."
Pero creces, comprendes tus complejos y los superas, o los arreglas lo mejor que puedes escuchando bastante a tu sujeto interno, al no consciente, ése que parece otro.
Y llega Freud (más Lacan que Freud, pero usaremos al 2º por ser el tercer maestro de la sospecha). Y te ofrece casi sin saber cómo, una explicación de porqué elegiste Nietzsche, así como las ciencias en vez de las letras o el rock en vez de las baladas. Y entonces por fín comprendes; que nunca fue incongruente y que lejos de querer matar a tu madre, la amas porque inevitablemente para conseguir el amor de tu padre, en parte, eres una imitación de esa hembra que te otorgó la vida.
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Psicoanalízame, pues.
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