Escuchad el sonido; se resquebraja.

Las cuatro mentes danzan.
Como en una lámpara de lava, la más caliente puja por estar más alta; pero sólo fugazmente
y luego cae fría y pesada para volver a ser protagonista más tarde.

La vida, el miedo, el futuro, las inquietudes, las potencialidades y la indeterminación.
Las cuatro mentes danzan, pero por fuera permanezco quieta. Estática en un estereotipo desinformado. Ovilleada, sinusoidal, pero externamente quieta.

Por la noche se rasga la porcelana que contiene los líquidos mentales coloreados y la muñeca deja
ver sus entrañas. Los rasguños son cada vez más profundos. Las otras vidas más anchas.
Escuchad el sonido; se resquebraja.

Los sueños se pasean entre las esferas de magma, buscan huecos para rehacer los recuerdos, para exponerla a los miedos profundos. El sueño es una consciencia incierta, un mundo con juicio propio, una vida sin tiempo. Un tiempo eterno. Se escurren entre las esferas regordetas, como duendes, como niños pequeñísimos; como arenisca. Con su risa maliciosa agrietan esferas y paredes, haciendo tambalear todo el sistema.

La cuádruple consciencia de muerte; la tétrada de danza mental. Instantáneo y eterno son ahora sinónimos.