miércoles, 29 de junio de 2016

La puta mielina (Pequeños placeres y grandes tragedias)



Los momentos independientes

Las intersecciones en el flujo contínuo

El silencio cortical tras la estimulación

Cuando te quiero para siempre

El deshecho y la reconstrucción

Un golpe, una sonrisa, un sonido

Cuando querer no significa / Cuando quieres no significar
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Estamos todos rotos. Algunos simplemente no se dan cuenta. ¿En qué momento comenzó todo? Zambúllete en el autoanálisis. Reza para tus adéntros. Pocas células quedan del niño que fuiste.

Aun actuándo de manera racional (metas y acciones para lograrlas), algo te estás dejando en el camino, algo te falta ¿Lo notas? Quizá es el aire, porque no admites que tú también necesitas respirar. Quizá es el tiempo, porque te sobra, porque te falta, porque crees que te sobra pero te falta.

Cuando concluyes la mirada en los adentros, vuelves más arrugado, pero sobre todo más conformista. Te cuentas las cicatrices. Poco más queda que seguir nadando. Cuidado con los vientos que soplan a velas sin rumbo.

Un día te diste cuenta de que casi nunca pasaba nada. Fue cuando notaste que los acontecimientos no solían tener consecuencias demasiado extremas. Al principio era un susurro, un murmullo avisador, pero luego una afirmación indudable. Qué horrible. Era mejor llorarle al amor perdido, era mejor arrancárte la piel a tiras en el deseo que provocaba la distancia. La puta mielina.

Y no es que ahora no sientas. Tu gama cromática quizá es hasta más compleja. Tienes más esquinas (recuerda que estás roto), pero dónde está el rojo puro, el heavy metal, el sí constante. Envejeces, no estás en periodo de prueba.

No vivas de puntillas. No pulses el modo ahorro. Vivir embadurnado en el barro y empapado en las nubes de la existencia no te garantiza la vuelta a los primarios, pero qué duda cabe que progresivamente todo estará más diluido.

A lo peor es que no sirves para esto. A lo peor es que no tienes memoria de guardado para tanto controlceta. A lo peor es que ninguno de tus alter-egos es completo; y estás roto de intentar pegarlos. Pues claro que tus acciones no tendrán ecos en la inmensidad, pues menos mal.

¿Qué punto eres de la nube? ¿En qué lugar estás de la gráfica? ¿Te salvan los pequeños placeres de las grandes tragedias?



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