lunes, 3 de septiembre de 2012

Una vez fuí joven


Una vez fui joven.
Una vez fue/fui la primera.

Podría contarte tantas cosas que aún no sabes. 
Podría contarte como pasan los días sin que te enteres.
Vacié el agua del mediterráneo.

Leí litros de libros.
Vi metros de películas.
Escuché toneladas de canciones.
Drogué mi cerebro de mil maneras.
Llegué a tener un millón de amigos.

(Luego realcé mis virtudes y acepté mis defectos.
La vida se ondula, Rubia, sube y baja.)

Pero  te aseguro, que pocos recuerdos quedan de las cosas que importan.
Flashes desordenados en un torbellino cognitivo.
Frases reordenadas en un intento desesperado por no volverme sorda.

Recuerdo como anduve miles de kilómetros. Cómo me hacía reir uno. Lo bien que me atrapó otro, el de la guitarra. Lo rápido que fue el amor intenso. Lo largo que fue el olvido. Lo cortos que son los besos y lo largas que son las lágrimas.

Aún soy joven, Rubia, pero nunca volveré a serlo tanto. Nunca estaré nueva. Siempre iré prevenida y con dobleces, y con expectativas y con patologías. Se va la vida en un suspiro mientras preparo mi futuro y recuerdo mi pasado.

Verte cerca es un bálsamo, tu piel nueva, tu rostro emocionado, tu boca de sorpresa.
Verte cerca es un infierno, mi piel vieja, mi rostro cansado, mi boca de diario.

Una vez fui joven y tuve el cuarto lleno de trastos. Una vez será la última, Rubia. Una vez seré la última.



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